Las pensiones en Cuba: ¿amenaza u oportunidad?

Elías Amor Bravo, economista

La Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba (ONEI) ha publicado un informe sobre los principales indicadores de seguridad social, elaborado por especialistas del Centro de Gestión de la Información Económica, Medio Ambiental y Social, que contiene información para realizar un diagnóstico y valoración del estado actual de la seguridad social de los cubanos como el que se presenta en este post.

Lo primero que llama la atención es el muy bajo nivel que alcanzan las pensiones medias.

De 249,65 CUP en 2011 a 276,94 CUP en 2016, la cifra es realmente muy baja, si se compara por ejemplo, con los salarios medios percibidos por los trabajadores. El salario medio alcanzó en 2015, 687 CUP, 2,5 veces más que la pensión media, e incluso, en algunas actividades económicas, como el azúcar, con 1.147 CUP mensuales de salario promedio, la distancia fue de 4,3 veces superior. Diferencias de esta magnitud entre los sueldos y las pensiones apuntan a que las condiciones de vida de los jubilados en Cuba, en términos de poder adquisitivo y capacidad de elección, son realmente muy deficientes.

Pero es que además, la evolución de las pensiones, corregida del efecto del crecimiento de los precios en el período objeto de análisis todavía ofrece datos más desalentadores. Si se realiza este ejercicio, la pensión de 249,65 CUP en 2011 apenas alcanza 245,19 CUP en 2015, en términos constantes una vez corregido el efecto de los precios, y la proyección para 2016 es incluso, inferior, poco más de 240 CUP por jubilado.

El estudio facilita igualmente información del número de trabajadores perceptores de subsidios por enfermedad y accidente común, accidente de trabajo, accidente equiparado al del trabajo, enfermedad profesional e invalidez profesional, con cargo a los presupuestos de las empresas. Por todos estos conceptos, en 2016, se recibieron un total de 991.056 subsidios, una cifra que si se compara con la población ocupada, estimada en 4.860.500 (2015) arroja un porcentaje ciertamente elevado, del 20%, que merece igualmente atención. El importe total con cargo a las empresas de estos supuestos de bajas laborales alcanzó un importe de 222,6 millones de CUP.

Los resultados confirman que el poder adquisitivo de las pensiones no es sólo bajo en términos absolutos, sino que además se reduce como consecuencia del efecto erosivo de la inflación, lo que implica que este sector de la población cubana es cada vez más pobre. Los responsables de la economía castrista deberían sentirse preocupados por estos datos, precisamente cuando tratan de ofrecer al mundo una imagen bien distinta.

Por muchos que sean los bienes y servicios subvencionados que se entreguen a la población, el poder adquisitivo de las pensiones de los cubanos es realmente muy bajo, lo que obliga a muchos jubilados a realizar en la economía informal actividades con las que obtener unos ingresos complementarios o a depender de las remesas enviadas por los familiares en el exterior, que acaban convirtiéndose en un medio para atender necesidades básicas inmediatas, distribuyéndose rápidamente en el circuito oficial de la economía castrista preparado para captar esas divisas. 

La debilidad estructural del sistema de pensiones es si cabe mayor, si se tiene en cuenta el envejecimiento de la población laboral que apuntan diversos estudios demográficos. El número de jubilados en 2016 situado en 1.676.988, comparado con la población ocupada, alcanzó un porcentaje del 34%, con una ratio de 2,86 trabajadores por cada pensionista, que es realmente un problema por mucho que no se quiera reconocer como tal.

En tales condiciones, la sostenibilidad del sistema parece complicada. El monto total de las pensiones de jubilación pagadas en 2016 ascendió a 5.085,7 millones CUP después del máximo alcanzado el año anterior de 5.426 millones CUP. Estas cifras representan alrededor del 6% del PIB de la economía, y por citar un ejemplo comparativo superan al valor de la producción total del sector construcción en las cuentas nacionales de la economía castrista. 

Para una economía que trata de afrontar debilidades internas y desequilibrios con medidas de relativa apertura y flexibilización que no están produciendo los resultados esperados, las pensiones de la seguridad social se pueden convertir en una amenaza real si no se adoptan medidas para enderezar su rumbo y transformarlas en una oportunidad. Los datos lo dicen todo. Este es otro de los sectores que reclaman un giro de 180º y cuanto antes.

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