Puentes crediticios o telarañas financieras

Elías Amor Bravo, economista

Una de las cuestiones que ese experimento de economía de cuenta propistas de Raúl Castro debe resolver, y además, cuanto antes, es la puesta en marcha de un sistema financiero solvente, capaz de proporcionar recursos a quienes los precisen, y más aún, garantizar a los depositantes una seguridad de los ahorros confiados. 

El sistema bancario castrista se encuentra a años luz de alcanzar estos resultados. Un artículo en Granma, titulado “Puentes crediticios hacia el sector no estatal” me ha permitido reflexionar sobre esta cuestión. Según el artículo, “de enero a julio del 2015, en correspondencia con la aplicación de la política crediticia, los trabajadores por cuenta propia habían recibido financiamientos por más de 129 millones de pesos”. ¿Estamos acaso ante una burbuja financiera castrista? ¿Qué hay realmente detrás de este "puente crediticio"? ¿Tal vez una "telaraña financiera"? Veamos.

El número de trabajadores por cuenta propia, alrededor de medio millón, parece haberse estancado en los últimos meses, toda vez que el régimen no ha autorizado más oficios para el desempeño de estas actividades. Muchas de estas son de bajo capital, realmente trabajo intensivas, en las que el esfuerzo es más importante que la dotación de máquinas y equipos necesarios para prestar el servicio. En tales condiciones, las necesidades de financiación son también menores. No es lo mismo establecerse como pelador de plátanos o paseante de perros, que iniciar una actividad como empresario en el sector del frío industrial, por ejemplo.

Lo sorprendente es que en poco tiempo se haya pasado de 31 millones de pesos a ciudadanos que trabajan por cuenta propia, a los 129 millones de los primeros siete meses del 2015, lo que supone multiplicar por cuatro la cifra.

En el artículo se explica que este aumento, probablemente, sea debido a la “flexibilidad introducida a partir de la norma inicial, en la concesión de préstamos, a las acciones organizativas llevadas a cabo por las sucursales bancarias, las cuales de­ben continuar perfeccionando su labor, y al desarrollo de la cultura financiera de este segmento de la población”.

Muy bien. La pregunta es, ¿a qué se debe esa flexibilidad en la norma?  ¿qué intereses animan a los bancos castristas a funcionar? ¿de dónde proceden los recursos financieros concedidos? Cualquier análisis de la economía castrista, confirma que no existe mucho dinero depositado en las cuentas bancarias. Los economistas definen que el dinero en circulación adopta posiciones de máxima líquidez, M1, mucho más que otras como M2 o M3 que incorporan depósitos bancarios de distintos plazos u otros activos financieros.Un buen indicador del recelo que despiertan los bancos a los cubanos tras varios experimentos confiscatorios y en general, el atraso del sistema en la Isla.

Si ello es así, volvamos a plantear ¿de donde salen los recurso financieros que los bancos prestan en Cuba a la población?

No hay mucha información sobre este asunto. Los bancos en Cuba son entidades estatales vinculadas al sector presupuestado de la economía que se financian con recursos públicos. Recursos que son del estado, y que por tanto, si se ponen a disposición de los particulares privados, es evidente que cumplen unos fines distintos a los específicos de la rentabilidad empresarial. ¿Cuáles son esos fines? ¿Qué pretende la banca y por ende el régimen, por medio del estímulo de estas “burbujas”?

Veamos. Uno de los factores que en el artículo se indican como explicativos del crecimiento del crédito es la flexibilidad de los requisitos.

La simplificación de los requisitos de documentación, análisis y aprobación de los créditos de acuerdo con el tipo de actividad que se realice, supone un exceso de facilidad en la concesión de préstamos que puede suponer consecuencias negativas para los prestatarios. Otro tanto cabe señalar con respecto a las garantías para la concesión de los créditos, que también se han simplificado. En la nueva norma, los bancos han incorporado opciones que permiten otorgar financiamientos, que van desde 10.000 hasta 20.000 pesos, sin la presentación de garantías reales o prendas, sustituyéndolas por otras utilizadas en la práctica bancaria. Asombroso.

Todas estas facilidades han llevado a pensar en los problemas. Sobre todo si los préstamos concedidos no se pueden devolver, y entonces, el ejecutor de la deuda será el estado castrista por medio de los bancos.

Un ejemplo es la práctica del Banco Popular de Ahorro (BPA) que ha decidido entregar a los trabajadores por cuenta propia hasta 10.000 pesos de crédito, asociados a una “cuenta de ahorro en formación”, en la que la garantía son los ingresos generados por el propio negocio y la referida cuenta. ¿Qué puede ocurrir si los ingresos previstos no llegan y la cuenta no se "forma"?

Hasta ahora, la actividad financiera se ha concentrado en los préstamos para la construcción de las viviendas, la compra de materiales y pago de mano de obra, que han supuesto el 60% del total. Otro volumen importante se dirige a los agricultores pequeños, incluidos los usufructuarios de tierra, y finalmente en la jerarquía de destinatarios aparecen los trabajadores por cuenta propia, cuya presencia, si bien creciente, todavía no satisface las expectativas.

¿Quiere alguien decir qué estímulos puede recibir la economía de esta política financiera? ¿Qué efectos cabe esperar sobre el empleo, la renta y riqueza de la construcción de casas cuya venta luego resulta problemática o cuando menos, no es posible acumular, o dedicar recursos a tierras invadidas por el marabú, entre otras?

Mucho se tiene que perfeccionar el funcionamiento de las entidades financieras para que de su actividad se obtengan beneficios reales para la economía. Tanto, que posiblemente habrá que empezar de nuevo.

No me extraña que los prestatarios se sientan inquietos ante la situación. El atraso de Cuba en lo que respecta a la bancarización de la economía y el uso de las nuevas tecnologías en la actividad crediticia es muy notable y exigirá reformas estructurales que el régimen nunca aceptará, como la privatización de la banca. Que solo 747 cajeros automáticos funcionen en Cuba es un ejemplo de que hay mucho que hacer. Y en todo, caso, la burbuja financiera hay que valorarla con mucho cuidado porque puede acabar siendo una telaraña financiera.

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