El camino hacia el futuro está plagado de errores

Elías Amor Bravo, economista

El camino hacia el futuro no admite equivocaciones. Pero no hacen otra cosa que meter la pata. Y para ello, no hay que ir muy lejos. En este post voy a seguir el artículo publicado en Granma, con el mismo título, y cuyo autor es Oscar Sánchez Serra, para constatar que en cada paso se han cometido graves errores, se dejan las cosas por hacer, se detecta desidia ideológica y como conclusión de todo ello, lo mejor es olvidarse de esta experiencia y borrón y cuenta nueva.

Pero, ¿de verdad se creen que las realizaciones de 2014 han conseguido el objetivo de desatar las fuerzas productivas, tanto en el ámbito estatal como en el de las formas de gestión no estatal? No lo creo.

La realidad es que los Lineamientos siguen sin dar los resultados previstos. Ni hay continuidad, ni mucho menos coherencia y desde luego, capacidad de solucionar problemas. Las transformaciones siguen sin llegar, o a lo sumo, acotan un universo de ineficiencias, en el que se ha generado un “sálvese quien pueda” que está igualmente en las antípodas de cualquier racionalidad en la gestión de los asuntos económicos.

En el artículo se menciona el transporte de pasajeros como un experimento en la explotación de los taxis desde 2010. Lamentable. Los taxis pueden dar respuesta a determinadas necesidades, pero en ningún caso son la solución al problema de transporte colectivo de la amplia mayoría de la población que sigue viéndose obligada a subir a guaguas repletas, obsoletas, con pésimos servicios, en tanto que el censo de carruajes de caballos se ha vuelto a actualizar, ante una eventual caída de las entregas del petróleo venezolano. Es evidente que queda mucho por hacer.

También se hace referencia a la ampliación de créditos a las personas naturales, que se había iniciado en el 2011. Y lo cierto es que la mayoría de los cubanos, la amplia mayoría, no tienen acceso a la financiación y sobreviven realmente gracias a las remesas que enviamos las familias residentes en el exterior. El crédito sigue funcionando como un instrumento de control político, y hasta que la banca no sea una actividad privada e independiente del estado, no hay mucho que hacer.

Y por último, la actualización de las normas en el ejercicio del trabajo por cuenta propia siguen sin dar resultados, toda vez que la cifra de pequeños emprendedores se ha estancado, y desde luego, con las pesadas cargas impositivas o de seguridad social, su capacidad de generación de empleo es inexistente. La cifra oficial ha quedado frenada en 476.000 de un total de 5 millones de ocupados. Y no digamos el desastre con la experiencia de la modificación del Decreto Ley-300 para la entrega de tierras en usufructo. Subsisten problemas en la producción agropecuaria que se ven agravados por la logística y distribución, pero el origen de todo está en que sigue sin instaurarse un régimen de derechos de propiedad y claro, si alguien nunca será dueño de la tierra que trabaja, sus incentivos y motivaciones son escasos. Que tomen nota.

De ese modo, los llamados Lineamientos siguen sin conseguir su objetivo de “desatar las fuerzas productivas, tanto en el ámbito estatal como en el de las formas de gestión no estatal”. Por ejemplo, la entrada en vigor de nuevas facultades a las empresas y el perfeccionamiento de los organismos de la administración del estado para separar las funciones empresariales de las estatales, continúan siendo insuficientes y mantienen la economía en una difícil coyuntura en la que nadie sabe muy bien a qué atenerse.

Por ejemplo, por mucha independencia y autonomía que se otorgue a las empresas estatales socialistas, siempre tendrán que responder a consignas ideológicas procedentes de su principal accionista. Un propietario poco interesado en la eficacia de la gestión, y desde luego ajeno a la óptica de la rentabilidad, el beneficio y la eficiencia. ¿Para qué servir más y mejor los intereses de los ciudadanos, si ello no va a influir en la viabilidad de los que se dedican a estas funciones? No es extraño que estas empresas estatales socialistas sigan sin ocupar “el verdadero papel que le corresponde en el desarrollo de la economía, que al decir del lineamiento 2 nunca lo harán y siempre serán un foco de atraso e improductividad.

Por ello, ni los los directivos de estas empresas van a tomar más responsabilidad en las decisiones que les competen, ni tampoco el accionista principal, el estado, tiene el menor interés en la formación y entrenamiento de los trabajadores para evitar y corregir desviaciones. Siempre habrá alguien al que obedecer y que recompensará por criterios ideológicos y políticos, nunca económicos. Ese empeño por atacar a 320 empresas que por lo visto no han cumplido lo dispuesto en materia de política salarial, hasta un total de 188 millones de pesos, pone de manifiesto los sutiles mecanismos de castigo que utilizan las autoridades. Por un lado sueltan cuerda, por el otro tiran con fuerza para abajo. ¡Cuidado!, Raúl Castro ha calificado estas prácticas, por otra parte habituales en cualquier empresa sensata, como una indisciplina grave, muy grave y ya se sabe en el régimen castrista lo que esto puede indicar.

Y qué podemos decir del sube y baja de la unificación monetaria, sin duda una de las tareas mas complejas a realizar, pero también la que se está complicando de forma más evidente, sobre todo después del anuncio de la emisión de billetes de alta denominación. Se ha perdido un año entero en análisis, mediciones, previsiones, cursos, seminarios, jornadas y demás majaderías, sin atender a los verdaderos problemas que tiene la economía cubana en términos de productividad y eficiencia, para avanzar hacia esa unión de las dos monedas en circulación.

Estrechamente relacionado a lo anterior, y dentro de la política de parches económicos, autorizar la venta en CUP de productos en las algunas tiendas en divisas, lo único que hace es trasladar a los cubanos el efecto desastroso de la dualidad monetaria generada por el régimen hace 20 años y aventurar una incertidumbre respecto de cuál puede ser el cambio final. Un auténtico lío.

Tampoco se han decidido a ampliar la venta libre de productos agropecuarios que sigue siendo un experimento en Mayabeque y Artemisa, y que las autoridades reconocen que no ha dado los resultados previstos. La burocracia se ha ensañado con las cooperativas no agropecuarias sigue siendo un cuentagotas, con solo 309 en evaluación de un total de 498 autorizadas.

El balance final de este recuento de despropósitos es que la situación de las economías familiares sigue siendo igual, e incluso peor. Los salarios continúan siendo decepcionantes, sobre todo los reales, afectados por los recortes en el presupuesto estatal y las tensiones inflacionistas. No existe confianza en el proceso de cambio, porque la dirección y sentido de los mismos, no puede dar los resultados deseados. Los cubanos se sienten mucho más favorables hacia los acuerdos de la administración Obama y esperan más de estas medidas, que de los Lineamientos de Raúl Castro. Y hacen bien, porque los “magos” del régimen que quieren llevar adelante estos cambios, ya no tienen conejos en la chistera, y se les está acabando el tiempo.
Cierto es que se ha producido mucho cambio legal, con 97 nuevas normas, la supresión de 245 y la modificación de 13. El aparato necesita mucho más para poder funcionar. 

El proceso no sigue una dinámica racional, y el mensaje de “sin prisa pero sin pausa”, queda limitado a los círculos de poder político e institucional, y poco más. En ocasiones he defendido que los cambios que necesita la economía castrista para funcionar no son de orden, sino de valentía, asunción de riesgos y determinación. Valores que ciertamente están ausentes de un régimen que solo quiere ganar tiempo e ir parcheando las graves carencias de la sociedad.

La próxima meta 2016, con el VII congreso del partido único. Habrán transcurrido para entonces dos años desde los acuerdos de la administración Obama para flexibilizar las condiciones del embargo. Ya se han encargado de indicar que “ sigue faltando lo esencial, el cese del bloqueo económico comercial y financiero”, que como tantas veces he señalado, es de única responsabilidad del régimen con su pueblo. Nadie sabe lo que puede ocurrir hasta entonces, pero si no se profundizan los cambios y se despejan incertidumbres y obstáculos, me temo que la situación no va a cambiar mucho. Apenas nada.

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