¿Es posible medir la economía castrista a corto plazo?

Elías Amor Bravo, economista

Hace unos días, varios medios se han hecho eco de una noticia que merece atención. Al parecer, se anunció que "Cuba Estándar" iba a elaborar un indicador de coyuntura de la economía castrista “independiente”, en palabras del promotor de este trabajo, el profesor de la Universidad Pontificia Javeriana, y economista cubano, Pavel Vidal. Una iniciativa a la que se puede dar la bienvenida, ya que de poder llevarse a término, contar con un índice mensual de la dinámica de la economía castrista, aparece como un avance importante, si se tiene en cuenta el nivel y calidad de la información estadística de esa economía. Yo les deseo suerte.

No es fácil lidiar con los datos estadísticos en un régimen que ha convertido los asuntos relacionados con la economía en un frente de propaganda continua. Ahí queda el recuerdo de no hace muchos años cuando de pronto, organismos especializados de Naciones Unidas, como CEPAL, tuvieron que congelar por inaceptable aquella estimación del crecimiento del PIB castrista, ni más ni menos que “un 11%” cuando la realidad ni siquiera se aproximaba a menos de la mitad. El régimen explicó que en sus cálculos entraban las operaciones de los servicios médicos castristas valoradas a precios de mercado, digamos a los precios que se pagan en Miami o Nueva York, y se quedaron tan tranquilos. Tras una negociación no poco compleja, Naciones Unidas aceptó las estimaciones y han quedado para la posteridad.

Ahora, el Índice de Tendencia Económica de Cuba Standard, elaborado por un equipo de expertos dirigido por Pavel Vidal, con 28 variables que incluyen datos de exportaciones, importaciones y precios del níquel, azúcar, petróleo y alimentos, entre otros, aparece como un tipo de índice sintético que se suelen utilizar por los organismos especializados, cuando no existe una medición objetiva y absoluta de la dinámica del crecimiento económico, representada por el PIB.

Se trata de algo necesario para obtener estimaciones a corto plazo de la economía castrista, y en cierto modo, cuestionar las cifras oficiales que cada seis meses, más o menos, ofrece el régimen sin mucho fundamento, en esas largas y aburridas sesiones de los consejos de ministros ampliados. El Indice de Tendencia Económica, salvando dificultades, quiere servir para orientar decisiones con la información más conveniente para reducir el riesgo inherente a las mismas. Aunque me temo que, por ejemplo, los inversores internacionales van a prestar mucha más atención a la seguridad jurídica, que sigue siendo controvertida en la Isla, y si no que lo pregunten a los empresarios extranjeros que han tenido problemas con la seguridad del estado y los tribunales.

Demos, por tanto, la bienvenida al Indice, y sobre todo, reclamemos al régimen castrista más eficiencia en la producción de información estadística y menos manipulación. Con esto no estoy descalificando el trabajo de los profesionales de la estadística cubanos, que me consta realizan una magnífica labor con las limitaciones que se imponen a su trabajo, y ahí están las informaciones que divulga la ONEI que han ido adquiriendo cada vez más calidad y continuidad. A los que debe preocupar esa ausencia de datos oficiales es a los altos responsables de la economía, entre ellos, Marino Murillo, porque existe algo fundamental para una economía, la que sea, que es la credibilidad. Y eso no se consigue fácilmente ni engañando a la gente.


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