Enterrando el castrismo: la reapertura de Sloppy Joe´s en La Habana



Elías Amor Bravo, economista
  
El anuncio de la reapertura del mítico bar restaurante de La Habana, “Sloppy Joe´s” me ha parecido una buena noticia. Una magnífica noticia. Siempre supe de la existencia de este local por las referencias de mis antepasados, aunque yo por edad, nunca estuve en él. Pero sí recuerdo que me contaban de la barra de madera negra de caoba, la más larga del mundo, y de los sabrosos bocadillos de carne con tomate.

La noticia en sí misma podría no dar para más. Todos los días se abren centenares de miles de bares y restaurantes en todas las ciudades del mundo, pero en La Habana, al parecer, un acontecimiento de estas características, tiene mucha enjundia.

Lo primero, es que al parecer, la reapertura del bar obedece a un proyecto más del historiador de La Habana, Eusebio Leal, quien al parecer, desde 2010 se encuentra rehabilitando el local después de haber descubierto su lamentable estado de destrucción, como casi todo en la capital, desde que en 1965 Fidel Castro ordenó su confiscación y cierre posterior.

Después, parece ser que la gestión del local, según el modelo original del gallego que fue su dueño, José Abeal Otero, ha sido encargada a una de esas empresas estatales que, con el poder del monopolio comunista, se están lucrando en todo tipo de negocios relacionados con el sector turístico, Habaguanex.

Proyectos ideologizados y gestión monopólica de la economía no suelen ser platos apetecibles para un liberal, pero en el caso de la economía castrista, son mejor que nada. Esta vuelta al principio, a los orígenes, ya nos la veíamos venir. Con este tipo de actuaciones, el régimen castrista va enterrando su pasado de destrucción, odio y sinrazón, al tiempo que contribuye a que los observadores internacionales contemplen, desde la distancia y el desconocimiento, tales actuaciones como una demostración de cambio, esas que Portocarrero va buscando en el panorama gris del castrismo para tratar de modificar la Posición común europea.

Pero, a pesar de que la reapertura del mítico “Sloppy Joe´s” pueda parecer una buena noticia, lo que es preciso preguntarse, una vez más, es que llevó al régimen castrista a propiciar su confiscación y cierre en 1965, despojando a sus dueños de un activo que posiblemente era rentable y generaba beneficios, empleos y actividad. Esa práctica destructiva de la libertad de empresa, de los derechos de propiedad está en el origen de la ineficiencia, la incompetencia y el bloqueo absoluto padecido por la economía castrista en los últimos 55 años.

Reconozco que cerrar “Sloppy Joe´s” debió ser una pequeña gota en el océano de confiscaciones masivas que el régimen castrista acometió al poco tiempo de incautarse el poder de la República. Posiblemente, incluso, para muchos pudo pasar desapercibido que el local cerrase sus puertas y fuera confinado al abandono y la destrucción en aquella esquina habanera de Ánimas y Zulueta. Y poco más.

Al fin y al cabo, ¿a quién importa ahora que Leal se apunte un tanto con Habaguanex con la reapertura del local? Los turistas volverán a visitarlo, como van a Floridida y a cualquier otro local de la escasa y limitada oferta existente. Soñarán compartir en la barra de caoba con Frank Sinatra, Ava Gardner, Rock Hudson, Babe Ruth y Ernest Hemingway, pensarán en Graham Greene y en su novela “Nuestro hombre en La Habana, quién identificó el local para las pasiones que se desatan en la misma.
Sloppy Joe's reabrirá en el mismo lugar del centro histórico de La Habana, sin que nadie piense en la atrocidad que supuso su cierre en 1965 por la voluntad de un dirigente político enemistado con cualquier forma de empresa, no controlada por su poder político. Se volverán a disfrutar los cócteles del pasado y los nuevos, se probarán los bocadillos de carne, y se disfrutará de un local que durante casi medio siglo permaneció cerrado, pudriéndose, destruyéndose, formando parte de ese patrimonio perdido que, para muchos cubanos, son cascotes en el suelo de cualquier solar de La Habana. 
Si Fidel Castro recuperase la razón, cosa bastante improbable, de buen seguro no podría estar de acuerdo con la reapertura de “Sloppy Joe's” y su ambiente de turistas disfrutando de las delicias de Cuba, que él había eliminado durante medio siglo. ¿Qué pensará Fidel Castro de todo esto? La reapertura de “Sloppy Joe´s” a pesar de estar en manos del estado y ser un proyecto más ideológico que mercantil, va en contra de los principios que inspiraron la “gran obra” confiscadora y nacionalizadora de Fidel Castro. ¿Qué queda de todo aquello? Nada.
En cierto modo, comienza la nueva vida de "Sloppy Joe´s", a la que deseo los mayores éxitos. Paradojas de la historia, esa nueva vida avecina el final de la de Fidel Castro. El punto final de un modelo que fracasó simplemente porque iba en contra de la razón humana. Un modelo que se extingue como él, lenta pero inexorablemente. Y que no dejará referencia de su paso por la historia. Lo mejor que podemos hacer los cubanos, en cualquier parte del mundo, es hablar de “Sloppy Joe´s”, recomendarlo a nuestros amigos, darlo a conocer y algún día, cuando Cuba sea una nación democrática y libre, y nos inspire el retorno a los que la dejamos para no regresar hasta que un régimen de libertades impere en la Isla, disfrutar de un cóctel como si nada hubiera cambiado. En la medida que este bar vuelva a la vida, nosotros estaremos enterrando para siempre la dramática historia del castrismo, y construyendo una nueva. 

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