Algunas observaciones sobre el empleo por cuenta propia en la economía castrista

Es cierto que las cifras que ofrecen las autoridades del régimen castrista sobre el número de personas que ejercen actividades por cuenta propia, de ser ciertas, han experimentado un aumento espectacular.

El diario oficial Granma ha informado que el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social reportó que hasta el 30 de abril unas 309.728 personas ejercían el trabajo por cuenta propia, y de ellas 221.839 (el 71%) había obtenido su licencia tras la apertura del sector en octubre de 2010. Antes de esa fecha, cuando se autorizó la ampliación del trabajo privado a 178 actividades económicas, existían solamente 157.000 permisos para ejercer actividades por cuenta propia en la Isla.

La cifra de cubanos que ejercen el trabajo privado en la isla continúa en ascenso, representan una válvula de escape para el régimen, y sobrepasa ya las 300.000 personas, después de que el régimen decidiera extender esa modalidad de empleo en el mes de octubre pasado dentro de un programa de reformas económicas que converge con los denominados “Lineamientos” aprobados en el pasado congreso del PCC.

Estos datos significan que existe en Cuba una demanda social latente en un amplio sector de la población por desarrollar actividades de carácter privado, de naturaleza emprendedora, al margen del aparato estatal de la economía, centralizada completamente tras el proceso revolucionario de finales de la década de los años 60.

El régimen se ha percatado de ello, y está dando pasos en la dirección de aumentar esta cifra de forma continua. Si bien es cierto que, de momento, el porcentaje de personas que ejercen estas nuevas actividades apenas alcanza el 6% de la población ocupada total.

De acuerdo con la información de Granma, dentro de las nuevas autorizaciones el 22% corresponde a las actividades de “elaboración y venta de alimentos”, que se refiere a la apertura de restaurantes hasta pequeñas cafeterías o puestos de venta de comida en la calle, y para la que se han otorgado 49.349 permisos.

Entre las licencias más demandadas también están las de “transportación y carga de pasajeros” (13.982) y para los llamados “productores y vendedores de artículos de uso en el hogar” (10.187).

Actividades que se encuentran directamente relacionadas con el consumo privado, y que por el crecimiento y aceptación que han tenido, confirman que la provisión por parte del estado de estos servicios deja mucho que desear, convirtiéndose la iniciativa privada en una alternativa mucho más eficiente y competitiva, capaz de atender las necesidades y demandas de la población.

Estos datos, aparentemente positivos, se producen en un mes que el régimen había anunciado al término del consejo de ministros una cierta ralentización en el proceso de reducción del empleo en empresas estatales, insistiendo al mismo tiempo que se continuaría con la flexibilización del trabajo por cuenta propia y la autorización para la contratación de trabajadores en todas las actividades del sector no estatal, que hasta ahora solo se permitía en 83 de las 178 actividades.

Esta es otra reacción a las demandas del nuevo sector de actividad, que el régimen trata de someter a máximo control, ya que una de las modalidades más requeridas ha sido la de trabajador contratado, con 38.704 permisos y, como informan fuentes del gobierno, “deberá continuar incrementándose”.

El periódico también informa de que el 68% de las nuevas licencias “concedidas y en proceso” corresponde a personas que no tenían vínculo laboral, mientras que el 16% se ha gestionado por parte de jubilados y trabajadores estatales, lo que confirma que el proceso está siendo insuficiente para atender los despidos masivos en este sector intervenido de la economía.

La ampliación del trabajo privado es una de las principales medidas del plan de reformas del presidente Raúl Castro para superar la aguda crisis económica del país, que quedó ratificado en abril durante el VI Congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único). Se trata de una medida necesaria, pero que no se está desarrollando de forma adecuada. La eliminación de la iniciativa privada por el régimen castrista fue una tarea realizada en tiempo “record”, haciéndose con los patrimonios y los derechos de propiedad de todos los ciudadanos que fueron excluidos de sus activos sin más explicación.

La recomposición del capital productivo, condición necesaria pero no suficiente para que la economía cubana recupere una senda estable de crecimiento y desarrollo, se tiene que realizar con la misma rapidez y efectividad. No es más difícil transformar una economía estalinista, intervenida y sin propiedad privada en otra de mercado y con derechos de propiedad, que hacer lo contrario. Y si esto último fue ejecutado en muy poco tiempo, los cambios que se deben dar en el sentido opuesto en la economía cubana no se deben ralentizar.

Pero es que además, si se analiza la estructura del empleo en la economía cubana en el período 2006 a 2009, según datos de la Oficina Nacional de Estadística de Cuba, se observa que es el empleo estatal el único que aumenta, como se observa en el Cuadro 1.

La cifra de empleo estatal ha pasado de 3.888.600 a 4.294.500 con un aumento absoluto de 405.900 personas, que supone un 9,2%. En el sector cooperativo, el nivel de ocupación disminuye un -10,1% y en el de los trabajadores por cuenta propia se reduce un -6%.

Cuadro 1.- Ocupados en la economía por situación de empleo
2006 2009 % Variación
Total ocupados 4.754,6 5.072,4 6,7
Empleados sector estatal 3.888,6 4.294,5 9,2
Empleados en cooperativas 257,0 231,6 -10,1
Trabajadores por
cuenta propia 152,6 143,8 -6,0
Resto privado 609 591,3 -2,9
Fuente: ONE


Cuando el régimen trata de explicar por qué el nuevo sector de emprendedores es incapaz de absorber a esa cantidad de empleados “disponibles” que quedarán cesantes en la poco productiva economía estatal, debe comprender que el desarrollo de una oferta privada potente y capaz de generar empleo exige una liberalización progresiva de los poderes monopolistas e intervencionistas que cercenan la libre empresa y el mercado en la economía cubana.

Si se actúa de forma eficiente, y se hace desaparecer ese complejo entramado burocrático, que ni el propio régimen desea mantener, la nueva economía empezará a crecer y a contratar personal, a generar rentas, a acumular beneficios y generar crecimiento y bienestar. Los datos del Cuadro 1 informan de que en la economía castrista las tendencias del empleo van justo en la dirección contraria que pretende Raúl Castro.

Que el nuevo modelo vaya en contra de la ideología castrista, es cosa del pasado. Y el pasado, a veces, se tiene que olvidar.

Tomado de: Miscelanea de Cuba, 24 de mayo 2011

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